Hazte premium Hazte premium

El Galeón Andalucía

En estos primeros días de marzo en que la primavera, ya muy próxima, aún nos oculta su anuncio porque este año, al parecer, quiere sorprendernos, desde la lejanía, arrastrando una nostalgia de siglos, en Sevilla, y más concretamente en el Muelle de las Delicias, miles de sevillanos hemos asistido atónitos a una gloriosa resurrección: un galeón español del Siglo XVII.

Es el Galeón Andalucía, réplica exacta del Galeón de Manila que en su tiempo unía, en arriesgada ruta comercial, puntos tan distantes con los medios de entonces como Sevilla, Filipinas y México, vehiculando el difícil intercambio que se organizaba, conjugando oferta y demanda, en nuestra Casa de Contratación, que se radicó en el Cuarto del Almirante de los Reales Alcázares.

El autor de la idea y encargado del diseño, Ignacio Fernández Vial, ya venía avalado por otra réplica famosa, la de la Nao Victoria que recientemente emuló la hazaña de Magallanes y Elcano dando la vuelta al mundo. Al calor de este evento, y para guardar la memoria recobrada y hacerla perdurar, nació la Fundación Nao Victoria.

Uno de los primeros acuerdos que adoptamos en la Fundación Nao Victoria, con unánime entusiasmo de todos los patronos, fue prohijar la idea y acometer el ilusionante proyecto, encomendando al presidente Juan Salas, quizás el más entusiasta por su afición a la historia de la navegación, que timoneara la difícil singladura. Misión cumplida.

Bien, hasta aquí hemos hecho el relato escueto de una «resurrección». Pero, en los tiempos que corren, que nadie piense que se trata de un arrebato de romanticismo. De esta empresa tenemos muy fundadas esperanzas de obtener rentabilidad.

¿Rentabilidad para quién? El nombre del galeón ya da pistas muy claras: para Andalucía.

El galeón será el Pabellón de Andalucía en la ya inmediata Exposición Universal de Shangai y hacia allá ha puesto proa.

China, gran potencia mundial y seria aspirante a convertirse en pocos años en la primera economía del mundo por su explosiva demografía, se ha convertido en el mercado más codiciado por todos los países del mundo, que observan atentos su proyección económica y su enorme potencial.

Nuestra balanza comercial con China es muy deficitaria y, si aspiramos al equilibrio, tenemos por delante un largo camino por recorrer. Hasta ahora los españoles en general sentían cierto temor a comerciar con ella; ahora el temor es el de quedarnos descolgados de ese prometedor mercado. De ahí la enorme importancia de nuestra presencia en la Expo de Shangai.

Es una ocasión que no se presenta todos los días para promocionar nuestras exportaciones. Andalucía, con su galeón, envía un original y atractivo embajador cargado de simbolismo en todo lo que al comercio mundial atañe. Ahora, somos los empresarios andaluces los que tenemos que estar a la altura de las circunstancias para dar cumplida respuesta al reto que tenemos por delante. Porque lo que llevamos a la Expo china no es un bello tapiz histórico para lucirlo, sino también un magnífico instrumento de promoción con capacidad para suplir con mucha ventaja al clásico hall hotelero en los contactos comerciales.

La réplica del Galeón de Manila crea por sí misma el ambiente y nos pone en situación para esos contactos empresariales; de sus bodegas, ahora expeditas, se desprende de forma inevitable la sugerencia del tráfico de mercancías.

Un inteligente embajador de China en España, de hace unos años —permítanme ustedes la anécdota—, en una memorable sobremesa en la Cámara de Comercio de Sevilla, nos aleccionaba de cómo hacer negocios en China. El chino, para hacer negocios, nos decía, necesita sentirse amigo de su interlocutor compartiendo previamente unos vasos de vino, pero no con timidez y mojigatería —como mojar los labios—, que esto no les inspira confianza, sino viéndole el fondo a la copa. Los andaluces sabemos ejecutar a la perfección esa liturgia.

Comprendo que, con su vino de arroz, nos cueste, aunque habría que esforzarse. Pero dudo mucho que desdeñaran nuestro Jerez. Podría ser una de las mercancías a promocionar. Es una sugerencia gratuita del firmante.

En estos momentos de crisis la economía andaluza nos está exigiendo perentoriamente incrementar nuestro comercio exterior. Aprovechemos la ocasión.

Las Cámaras de Comercio de Andalucía —y muy especialmente la de Sevilla, que nació como quien dice «pared con pared» con la Casa de Contratación, base del Galeón de Manila— deben jugar un papel relevante en la programación intensiva de contactos comerciales. Esperemos que todo ello esté previsto porque, según venimos exponiendo, durante toda nuestra estancia en Shangai no debe haber tiempos muertos.

Ya sólo nos queda desear al Galeón Andalucía y a su tripulación que la mar océana les sea propicia y que luzcan nuestro pabellón con toda dignidad y provecho.

Y, finalmente, ¿por qué hemos de utilizar el término Memoria Histórica, con mayúsculas, solamente para lamentar y purgar nuestros errores? ¿Es que resucitar y celebrar nuestras gestas no es memoria histórica?

¡Digo yo!

Esta funcionalidad es sólo para suscriptores

Suscribete
Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación